domingo, noviembre 18, 2012

El buen uso de las formas de liderar: clave del éxito.



Las tipologías de liderazgo abarcan un amplio abanico de formas. Digamos que desde el “laisser faire” que se permite tomar iniciativas sin la intervención aparente de quien lidera, hasta la forma más dictatorial, que consiste en eso, en dictar lo que se debe hacer sin permitir ninguna opinión contraria, hay una gran y amplia cantidad de posibilidades, que en cualquier caso cubren un espectro importante de formas de liderar.

Pero lo que realmente determina un líder, es su capacidad de usar de forma adecuada todo lo que permiten esos tipos de liderazgo. No hay duda que cuando dicta una carta o se da una instrucción concreta como la de localizar a alguna persona para una reunión, estará usando la forma de líder dictador. O que cuando les pregunte cómo resolverían el problema a su equipo, estará utilizando la forma de liderazgo democrático. O que cuando autorice a su equipo a resolver un asunto trascendente sin su intervención, estará usando la forma “laisser faire”.

De lo que no hay duda es de que durante el ejercicio de su trabajo, un líder ha de conocer todos los aspectos que ayuden a que su equipo esté motivado y que cada uno de los miembros se sienta parte del mismo. Un buen clima de equipo ayudará a que éste se convierta en una “máquina” capaz de cualquier reto.

Por tanto, es necesario dar un paso relevante que consiste en tener al equipo a pleno rendimiento y entrenado, por lo tanto en este paso está lo que podríamos llamar la retroalimentación en conocimientos. Es un ejercicio en positivo, que muchas veces se ha traducido en manuales de uso dinámicos, que evolucionan y se actualizan nuevas versiones con cada logro… o con cada fracaso. En el momento en el que todos están orientados en todo aquello que se debe hacer y que forma parte del ejercicio de los conocimientos colectivos, querrá decir que estamos en camino de ser una máquina con los engranajes adecuados, engrasada y puesta a punto para recorrer el camino al éxito.

Bien, ya estamos motivados y sabemos que lo podemos hacer. Ahora se trata de hacerlo y hacerlo con la capacidad del equipo individual y colectivamente. El cómo usemos esos conocimientos y habilidades del equipo y, desde luego, la labor de coordinación y de alentar la consecución del resultado que se busca, por parte de quien lidera el equipo, nos conduce a recorrer el camino que nos permitirá llegar a los objetivos deseados.

Por lo tanto, el camino a la excelencia se afronta teniendo el equipo a punto, la estrategia pensada y el objetivo localizado, y esto, tan solo se consigue con el uso adecuado de la capacidad de liderazgo, que a su vez, es la mezcla de cada uno de los estilos de liderar concentrados en una misma persona.

Publicado en Business in Bajío

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