Sombrero 133
Enero 2017
Oír: percibir los sonidos a través del oído.
Escuchar: prestar atención a lo que uno oye.
Interpretar: encontrar sentido a lo que te explican.
Entender: percibir y tener una idea clara de lo que se dice.
Distinto, ¿verdad?.
Esta correlación de estos verbos, es lo que de forma ágil realiza nuestra mente en cada momento de la comunicación.
Nuestros conocimientos adquiridos durante toda la vida nos permiten organizar todo lo que nos cuentan, quedando nuestra interpretación, totalmente afectada por nuestras propias vivencias.
Cuando escuchamos a quien nos explica, buscamos interpretar lo que nos cuenta para entenderlo.
En este caso no tan solo se ha de tener en cuenta lo que nos dice cuando habla, sino su tono de voz, su gestualidad, el momento escogido... todo ayuda para entender a tu interlocutor.
Por tanto cuando nosotros pretendemos comunicar, debemos escoger perfectamente todo lo que va a formar parte de ese momento.
Vamos a organizarnos. Sabemos qué queremos comunicar, por lo tanto analicemos la cuestión,
Qué
Tenemos que conceptualizar y saber el contenido de lo que queremos explicar. Tanto si son cosas muy personales, como profesionales.
A quién
¿A la pareja?, ¿A un/a amigo/a?, ¿A un grupo?, ¿Al público?...
Por qué
El desencadenante que desata la comunicación, es uno de los conceptos importantes, ya que seguro que nos indicará el resto del camino.
Cuándo
Este es otro de los conceptos importantes. Los asuntos no deben someterse a la procrastinación (dilatarse, posponerse porque nos cuesta afrontarlos).
Dónde
Se ha de encontrar el entorno mejor para no dar pie a comunicar mal lo que pretendemos.
Cómo
Con el tono correcto. Con la indumentaria adecuada. En el lugar escogido. Sin dejar nada a la improvisación. Cuanto antes.
Si has tomado la decisión, prepárate para explicarlo y ¡házlo!.
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