Los sabios lo dicen: si tomas una decisión, por mucho que intentes que sea lo mejor para el fin que persigues, seguro que te van a criticar. Por lo tanto, la actitud valiente es analizar racionalmente el tema, visualizar el futuro con los imputs que tengas y hacerlo.
Y aqui ya no se trata tan solo de tener personas lápiz y personas goma de borrar a tu lado, sino que rodearte de personas que entiendan lo que es la empatía.
Recordar el "por qué estoy en esto" o cuáles son las "lineas rojas" para llegar al éxito, forma parte de las acciones de "prueba y error" que tenemos la obligación de hacer constantemente para saber si vamos a alcanzar la excelencia, o tan solo para saber si lo que hacemos: lo hacemos bien.
Me gusta ilustrarlo con la teoría de la pistola, que ejemplifica perfectamente lo que muchas veces no vemos (o no queremos ver).
Cuando hay decisiones que afectan de un modo u otro a otra persona y esta última te echa la culpa, siempre debes acordarte de esta teoría.
Cuando con una mano diriges el dedo acusador (el índice) hacia el "presunto culpable", quedan otros cuatro dedos.
El pulgar curiosamente se dirige hacia arriba. A mi me gusta pensar que es el que apunta al entorno. Aquello que es dificil de controlar e imposible de entender.
Y los otros tres, se dirigen directamente al que acusa.
Es bueno reflexionar qué ha provocado que se haya tomado una decisión que puede que no te guste a ti, pero que era del todo previsible que pasara.
Y seguro que gran parte de la culpa sea del que acusa.
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