Sombrero 76
Abril 2012
A
pesar de no encontrar que esta palabra esté aceptada por la RAE, he encontrado
una definición aceptable en la Wikipedia:
Proactividad
es una actitud en la que el sujeto u organización asume el pleno control de su
conducta de modo activo, lo que implica la toma de iniciativa en el desarrollo
de acciones creativas y audaces para generar mejoras, haciendo prevalecer la
libertad de elección sobre las circunstancias del contexto. La proactividad no
significa sólo tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que
las cosas sucedan; decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo
vamos a hacer.
Seguramente,
con esta definición ya nos valdría para definir correctamente de qué va la
proactividad, pero vamos a recordar varias cuestiones.
Por
un lado, las actitudes como la escapista, la terrorista y la conformista, son
aquellas que pueden romper con las ganas de contar con quien las ejerce.
Recordemos que la conformista es la del “laisser faire, laisser passer”, que la
terrorista, es la de los generadores de rumores y la escapista es la de “que no
me encuentren por si acaso”.
Pero
también está la actitud llamada contraria, que es la que sea lo que sea de lo
que se trate, siempre estará en contra. Incluso quien utiliza esta actitud
intenta justificarla con argumentos difíciles de entender.
Cualquiera
de estas actitudes han de ser observadas, porque de “haberlas, haylas”.
Ahora
hablemos de la proactiva, la de tomar iniciativas y responsabilizarse de ellas.
Hay casos concretos, pero intentaremos generalizar. Vamos a referirnos a una
situación habitual en cualquier empresa. Cuando se ha de afrontar un cambio que
nos va a afectar a todos, y que es necesario.
Se
pueden encontrar cualquiera de las 5 actitudes, pero, si hay alguna de ellas
que, aquel quien tiene la responsabilidad de tomar esas decisiones de calado va
a buscar, es la proactiva. Es a quien le va a delegar la autoridad para que le
ayude a tomar iniciativas y afrontar los cambios asumiendo la responsabilidad
de llevarlos a cabo. No va a buscar ni al que se esconde, ni al que ejerce la
rumorología, ni a quien ya le está bien todo, ni al que protesta por-que-sí.
Lo
que seguramente, ejercerá su calidad de líder del equipo, para convencerlos y
para utilizar su actitud a favor del cambio, pero con quien va a contar de
verdad es con el proactivo.
Pero
ser proactivo no significa inventarse una personalidad que no se tiene.
Significa un cambio en la forma de ver las cosas y en la actitud, y esto, solo
depende de cada uno de nosotros.
Hay
que tener buen humor, ser accesible y sereno, valiente, positivo, tolerante,
humilde, constructivo y hay que ser justo. Son cualidades que sabemos percibir
de las personas, y es en quien acabamos depositando nuestra confianza, tanto si
es nuestro compañero de equipo, como si se trata de nuestro subordinado, como si es
nuestro jefe.
Y
desde luego hay algo que no tiene discusión, aquellos que visten la actitud
proactiva, han de guardarse los miedos sin perder la prudencia y actuar.
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