Sombrero 88
Abril 2013
Que las dificultades son muchas, que el camino no es fácil, que los obstáculos son impredecibles, que las ayudas son difíciles, que muchos de los que dicen que creen (o que no creen) en tu idea lo dirán sin que les ampare la razón, que otros te lo indicarán fácil, que otros mas te animarán a seguir, que muchos de los que creen en ti lo dirán desde la fe,…
Que el siguiente paso es racional, que necesitamos documentarnos, aprender y descubrir si nuestra idea, proyecto u objetivo es medible, conseguible en el tiempo, si tenemos ayudas, recursos y complicidades para acometerlo.
El paso inmediatamente posterior es preparar un plan de trabajo. El que deberemos seguir para que nuestras acciones se encaminen y nos acerquen a nuestro objetivo
Si tenemos la idea, estamos preparados para afrontarlo y tenemos un plan de acción parece que tan solo nos queda tomar la decisión. Organizar en el tiempo la ejecución de todo esto y poner un punto de partida, las pequeñas metas que debemos cumplir antes de llegar al final y que garanticen que la implementación de nuestro plan va a tener un alto porcentaje de éxito.
Tan solo nos queda autoevaluarnos y reconocernos el valor y la iniciativa y nuestra capacidad de creernos a nosotros mismos.
Va mas allá del valor, el riesgo y el miedo. Todo lo que antecede a la puesta en marcha de la ejecución de un plan elaborado, tiende a minimizar el riesgo, minimizar los miedos y saber lanzarse a por el objetivo.
Saber que el proyecto es viable y que nosotros tendremos, mas allá de nuestra voluntad, la actitud para afrontar su ejecución y sortear y resolver los problemas que encontremos en el camino es la clave para tener la certeza de que llegaremos muy lejos en nuestras aspiraciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario