Junio 2012
Es frecuente la actitud de muchos líderes que intentan
ejecutar un trabajo del que son responsables sin ayuda, con la excusa de que lo
harán con mas rapidez y con los resultados que precisa.
Esto ocurre en muchas ocasiones, y la consecuencia de no compartir las informaciones y conocimientos adquiridos durante el desempeño de su trabajo, impide que el equipo esté al día y por lo tanto, cuando son requeridos para ejecutar uno, su falta de conocimientos colectivos y de información, impide que las cosas se hagan con eficiencia.
Esto ocurre en muchas ocasiones, y la consecuencia de no compartir las informaciones y conocimientos adquiridos durante el desempeño de su trabajo, impide que el equipo esté al día y por lo tanto, cuando son requeridos para ejecutar uno, su falta de conocimientos colectivos y de información, impide que las cosas se hagan con eficiencia.
La mejor forma de resolver esta situación, es creer en el
equipo, aprender con ellos y saber delegar.
Un directivo eficaz consigue un mayor rendimiento de su
trabajo si sabe repartirlo. Todo aquel trabajo que requiere de la disciplina
rutinaria ha de ser delegado
Es importante delegar y repartir trabajo entre todo el
equipo para que cada uno de ellos construya y adquiera su propia competencia
profesional. Delegar de forma gradual algunas responsabilidades, da autoridad y
es una magnífica fórmula para que incrementen sus habilidades individuales. Asumir
un trabajo delegado, permite tener nuevas experiencias y por lo tanto mejora su
sentimiento de formar parte del equipo: el
sentido de pertenencia.
Pero cuidado con sobretutelar a quién se le haya
transferido un trabajo, ha de saber que dispone de la autoridad suficiente para
ejecutarla y ha de ser capaz de hacerlo con responsabilidad. De esta forma, ejecutar un trabajo que se le
ha delegado, le sirve de formación. Una
de las aptitudes de un líder es la habilidad para conocer a su equipo y por
tanto las aptitudes de cada uno.
Delegar de forma eficaz, depende de la naturaleza de las
relaciones entre las personas del grupo. Es mucho más que un simple proceso de
dar órdenes.
Para la persona que delega, lo mas interesante es la naturaleza
paradójica del proceso, dado que la responsabilidad y las atribuciones todavía
las tiene. Delegar no es simplemente descargar la carga.
El que delega tiene siempre la responsabilidad de los
resultados. Es por ello que debe existir una relación especial. El responsable
acepta el riesgo de los errores de los demás. Pero los errores y las consecuencias
no deberán ser ignoradas.
Es por ello que mucha gente no quiere delegar, sobre todo
si la ejecución no acaba siendo del mismo nivel que si lo ejecuta él mismo.
Pero un directivo eficaz sabe que la sola razón de
aprender es parte de la experiencia.
Y también ha de saber que es muy importante agradecer el
trabajo bien hecho haciendo partícipe al equipo, y que cuando no sale bien, es
necesario hacer pedagogía en privado con quien lo ha ejecutado, de los errores
o fallos cometidos.
El líder ha de saber
resolver los conflictos y tratar a las personas.
La delegación debe dar a la persona considerada, la plena
libertad para hacer la tarea como quiera, sin interferencias.
Tan sólo cuando el trabajo se ha completado sin la
asistencia de quien delega, dispondrá de la satisfacción de sentirse reconocido
y objeto de su confianza.
El superior eficaz, aparte de delegar mejorar los
conocimientos colectivos del equipo y con la intención puesta en la formación
de cada uno de sus miembros, ha de ceder todo el trabajo
"operacional" para poder concentrarse en el trabajo de
"dirección".
Esto incluye cuestiones como planificar, organizar,
dirigir y controlar. "El trabajo operacional", incluye las
actividades que cada uno hace con resultados inmediatos (escribir un informe, escribir
una carta, llamar para recordar una reunión...).
Todo directivo debe preguntarse constantemente: "¿Este
es un trabajo de dirección o es operacional?". Si es operacional debe
decidir qué hará en el futuro.
Las ventajas de delegar las tareas es, que el directivo
tiene más tiempo para ocuparse de otros asuntos y que el clima de trabajo
mejorará.
Quien es capaz de delegar y de contar con su equipo,
acaba siendo percibido como un líder capaz y responsable.
Theodore Roosevelt fue Presidente de los Estados Unidos
de 1901 a 1908. Su consejo era: "el mejor ejecutivo es aquel que es capaz
de escoger la gente justa para hacer lo que quiere hacer, y ser capaz de no
interferir mientras lo estén haciendo".
(Publicado en Business in Bajío)
(Publicado en Business in Bajío)
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