Consejo
11
Noviembre
2006
Ricardo Nanjari Román,
Gerente rrhh Enaex SA
www.ricardonanjari.com
“Es necesario recordar que las empresas están formadas
por personas y son ellas, con su formación, experiencia, creatividad y
espíritu, la esencia de las organizaciones. Más que nunca es perentorio volver
a lo básico, observar los valores que nos movilizan, revisar cada día la misión
y no olvidar la visión que nos permite soñar el futuro”
Capital Humano + Capital Estructural = Capital
Intelectual (del artículo: Gol de Oro)
Muchas empresas prefieren no capacitar al personal, pues
luego se puede ir de la empresa, utilizar sus conocimientos en beneficio de
otra institución y hasta podría ser contratado por empresas competidoras.
Las personas generan capital para la empresa a través de
su competencia, su actitud y su capacidad para innovar. Las competencias,
incluyen las habilidades y la educación, en tanto la actitud se refiere a las
conductas. Pero es finalmente la capacidad de innovar, la que puede generar más
valor para una compañía. Todo esto constituye lo que llamamos el Capital
Humano.
El Capital Intelectual en tanto, está vinculado con todo
aquel valor que nace de la diferencia entre el valor de mercado de una empresa
y el valor de sus activos. Ese valor oculto, intangible y difícil de
identificar, está compuesto principalmente por el Capital Humano y algo más,
que es el Capital Estructural.
El Capital Estructural se genera a partir de las
relaciones, rutinas y procedimientos sistemáticos, que permiten que la compañía
realice sus labores diarias. Se incluyen las bases de datos, manuales, marcas y
todas aquellas cosas cuyo valor para la compañía es mayor que su valor
material. Ese capital pertenece al conjunto, nace de sus características
particulares y no lo puede reclamar para sí, ni una persona, ni menos otro
equipo.
El Capital Estructural es normalmente de la Compañía, a
diferencia del capital humano, que pertenece a la persona.
Las empresas que capacitan deben preocuparse de
transformar el Capital Humano en Estructural y así enriquecer el Capital
Intelectual de la compañía, compartiendo los conocimientos en la organización,
estructurando el aprendizaje, creando monitores que se encarguen de enseñar al
interior de la empresa, rotando al personal y generando políticas de retención
de personal, entre otras acciones.
¡Póngase el Séptimo Sombrero!
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