Sombrero 151
Junio 2018
Parece que hablemos de una frase hecha, pero no es así.
El amor al oficio es algo que conjuga con la capacidad de interesarse, con no perder jamás la ilusión, la perseverancia, el aprendizaje constante...
Mas allá de aquella actitud de empatizar con nuestro trabajo, está el amor que le echamos para saber cada día mas en qué estamos metidos.
Es este amor incondicional que se le entrega a aquello para lo que nos estamos preparando constantemente.
No podemos confundir el amor al trabajo con el amor al oficio.
Ocuparse, echar horas al trabajo, obsesionarse, son maldades que a veces se confunden con las bondades relacionadas con amar el oficio.
No es bueno estar siempre ocupado, ni olvidarse de socializar o no sintonizar con tu entorno.
El amor al oficio es no darte por satisfecho con lo que sabes y avanzar en tus conocimientos sobre aquello a lo que dedicas tu trabajo.
Siempre hablo de actitudes, aquí, en este caso, hablo de alimentar tus aptitudes.
La actitud + la aptitud = a la altitud (destacar en lo que sabes hacer).
Como decía el sabio: Lo importante no es saber y ya está: lo importante es lo que haces con lo que sabes.
Por todo ello, debemos realimentar nuestros conocimientos, mejorar nuestros métodos, evolucionar nuestra forma de entender lo que nos rodea, no dar por bueno nada y buscar la mejora, ponerte en crisis, crecer como profesional: con todo ello tenlo por seguro: amas tu oficio.
Ponte el sombrero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario