Sombrero 149
Abril 2018
Positivismo: Actitud realista y práctica de una persona ante la vida.
A veces no es nada fácil poner en marcha tu día. Te influye todo lo que te rodea: noticias, trabajo, incidencias, cuestiones inesperadas, malas caras, que rompan tu rutina, entre otras cuestiones que forman parte de la lógica diaria de cualquier persona.
Ya sé que me diréis que es muy fácil dar consejos como “poner buena cara al mal tiempo”, pero os pido que pongáis en marcha vuestros resortes en actitudes en positivo.
Es esa clase de esfuerzo que vale la pena para mejorar la situación, para enfocar con vuestro esfuerzo cómo queréis que sea vuestro día.
Consiste en “vestir” una sonrisa, andar con decisión y usar palabras que ayuden. Cuidar el vocabulario, forma parte de ese ejercicio diario que debemos practicar para acercarnos al máximo a un día estupendo.
Acabarás componiendo frases en negativo, si conjugas llevando al terreno personal palabras como estas: Incompetente, Raro, No puedo, Imposible, Odio, Aburrido, Enfadado, Culpa, Inútil, Fracaso, Malo, Me cansas…
En cambio, si usas palabras como estas, te sumergirás en una conversación en positivo: Aceptar, Gracias, Compasión, Tolerancia, Puedo hacerlo, Vamos, Posible, Feliz, Útil, Oportunidad, Sí, Nosotros, Respeto, Solución…
Ser empático, tener feedback, dar la mano con seguridad, transmitir buen rollo, buscar aquello que te gusta de la gente que te rodea, sentirse satisfecho con lo que haces, lo que hablas y lo que transmites.
Todo forma parte de tu “uniforme”, de tu capacidad para transmitir positivismo.
Y no hay que confundir el optimismo con el positivismo. Son palabras parecidas, pero no iguales: Ser optimista a veces se acerca demasiado a actuar por intuición y, en cambio, ser positivo de ponerlo todo a favor para que todo salga bien.
Al final, tan solo se trata de sentirse bien contigo, sonreír, socializar y ser agradecido.
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