Sombrero 119
Noviembre 2015
La ambición de un emprendedor, tiene varios componentes que la hacen especial.
Puede que en un primer momento, se crea que el espíritu emprendedor tan solo lo motiva la ambición de ganar dinero.
Evidentemente es uno de los motivos, pero esto se podria resolver planteandose trabajar sin riesgos, con una nómina y ya está.
Por lo tanto hay algo mas que mueve a un emprendedor a poner en marcha un proyecto. Y ese algo mas deberemos buscarlo en el mundo intangible que se abre al pensar en...
Hacer algo especial, novedoso.
Creer en las posibilidades de una idea.
La preocupación por mejorar las cosas.
Motivarte para realizar algo propio.
...
Y muchas otras que de tangible no tienen nada. Es el momento en el que te llaman iluso, soñador, loco, tonto, poco realista y otras sandeces.
Es ese preciso instante en el que aparecen los personajes investidos de cinismo que ejercen de "voz de la conciencia negativa". Si triunfas, se lo atribuiran a sus buenos consejos y a la suerte. Sin fracasas, dirán que ya te lo habían advertido. Es la famosa historia de las personas lápiz y las personas goma de borrar.
Deberíamos recordar la canción "no me llames iluso, porque tenga una ilusión", de la Cabra Mecánica.
También habrá algún emprendedor que tenga un fracaso y lo atribuya a los demás. Hay que pensar en la actitud y las buenas formas.
Cada obstáculo, cada error cometido, cada intento fallido, te ayuda a rebuscar un nuevo camino y te descubre una nueva forma de cómo no hacerlo.
Retomemos las actitudes. Nos queda mucho trabajo por delante.
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