Sombrero 115
Julio 2015
Cuando hablamos de un emprendedor, acostumbramos a olvidarnos de asuntos que puede que nos parezcan obvios, pero que no lo son.
La preparación personal, la motivación, la visión, la pasión, la persistencia... son atributos que damos por hechos.
Tambien obviamos de dónde haya nacido la idea, se supone que habrá salido del análisis o de ese punto de genialidad que se construye en un momento de creatividad en la que la lucidez ante una necesidad y nuestras ganas de explorar y lanzarnos a conocer mas, nos adrenalizan el cuerpo y la mente y nos lanzamos a ello.
Las actitudes. No nos olvidemos de las actitudes. Són básicas para poner en marcha todas nuestras capacidades y enfocarlas a un fin.
Aqui podríamos enlazar los aspectos motivacionales, asediados por nuestros recursos limitados (economicos, el tiempo...)
Y justo en este instante es cuando hemos de mirar a nuestro alrededor. Mas allá de todo lo que comporta una idea y el paso que nos conduce al camino de emprender, está la gente que nos rodea.
La pareja, la familia, los amigos, los socios, el entorno...
Y entre estos, identificaremos a los que te apoyan, a los que te critican, los que te sufren, los que nunca te van a ayudar, a los "ya-te-lo-decia-yo", a los "y-ahora-a-qué-te-dedicas", a los de doble cara, a los que te convierten en culpable, a los que te animan...
Y también puede ocurrir que tu proyecto fracase, ¿y entonces qué hacemos?. Pues lo analizamos, lo asumimos, lo replanteamos y si vemos la solución: insistimos.
No es malo fracasar. Es un paso mas hacia la excelencia. Nadie aprendería nada si no tuviera tropiezos en sus quehaceres.
Edison lo resumía en su acertada frase... "Descubrí las 999 maneras de NO hacer una bombilla, hasta que encontré en la 1.000 la forma acertada".
Y tal y como explica mi amigo Albert Riba, sobre todo plantemos cara al EGO que es en muchos casos el peor de nuestros problemas. Seamos humildes pero no demos tregua a desfallecer ante los obstáculos, que seguro que son los peldaños necesarios para subir una escalera que nos conduce al objetivo.
No os dejeis el 7º sombrero en casa.
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