Sombrero 109
Enero 2015
Es interesante llenarse
los pulmones de resúmenes, análisis y autocrítica de todo lo que ha pasado
durante el año que se acaba. De hecho, es lo que "toca".
Es un ejercicio de
evaluación que permite observar con ojos críticos aunque con cierta dosis de
buen rollo todo lo que ha ocurrido durante el año. Se trata de no dejarse nada
en el tintero y generar un verdadero informe de todo lo que habíamos previsto y
lo que ha ocurrido en realidad. Incluso atreverse a reorganizar los objetivos y
resintonizarlos con las realidades que ya conocemos en el ejercicio de nuestro
trabajo diario.
Y en este caso no se trata
de repetir el sombrero del mes de
diciembre, sino de en la calma y la seguridad que aporta un fin de ciclo, saber
que empezamos el nuevo año con una hoja en blanco, cargada de expectativas,
buenos propósitos, realidades contrastadas y un P&L (Profit and Losses) más
racional.
Pero vamos a hablar de
actitudes.
Hay tres formas de
afrontar un año de retos en el que está todo por escribir.
- Que pase lo que Dios quiera.
- Haga lo que haga no hay nada que hacer.
- Vamos a poner en crisis el proyecto y busquemos nuevas maneras de hacerlo.
No nos engañemos sólo hay
un modo de actuar: afrontar las cosas con actitudes abiertas y grandes y enérgicas
dosis de voluntad de trabajo y ganas.
Cualquier otra actitud, es
dejar en el aire las soluciones y no coger las riendas de lo que se tenga que
hacer: y eso no nos va a conducir al éxito.
Voluntad, ganas, acción,
ser racional, saber a dónde vamos… la cuestión es no dejar las cosas al azar y
tener previsto buena parte del itinerario que vamos a recorrer.
O sea, mucho más allá de
los buenos propósitos, preparemos la ruta y pongámonos en marcha: tenemos un
año por delante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario