La
definición de entusiasmo en sí misma, nos deja claro que es imprescindible para
emprender: Sumo interés en algo, que lleva a poner en su logro mucho esfuerzo y
empeño.
Con la dosis justa, es un ingrediente imprescindible para conseguir aquello que nos propongamos.
Lo que no podemos es “pasarnos de frenada”. El entusiasmo forma parte de cualquier concepto de motivación y es necesario tenerlo (o aprender a tenerlo), para liderar un equipo.
Lo que también está claro es que un exceso de entusiasmo, o la capacidad de entusiasmar sin nada cierto, es perjudicial.
Cuando un miembro de un equipo, en un acto de fe, se cree el mensaje y no es cierto, es la causa fundamental de decepciones y con este hombre desanimado, ya tenemos a un futuro enemigo.
En reflexiones como estas, es cuando recomiendo una y otra vez, leer el libro de Edward De Bono: Seis sombreros para pensar. Es necesario organizar los pensamientos y desgranar toda la información, y poner el empeño en "vestir" cada uno de los seis sombreros de colores, ayuda mucho.
Es cuando se habla de “deconstruir”. En realidad, se trata de desmontar, desmenuzar, organizar y volver a montar. Justo en ese momento tenemos de nuevo aquello que queremos lograr al alcance de la mano, con todo lo que nos permite reflexionar sobre la “bondad” de lo que queremos hacer.
Ese es el momento de las actitudes. Y entre ellas, el entusiasmo y la capacidad de entusiasmar.
O sea, el Séptimo Sombrero.
Con la dosis justa, es un ingrediente imprescindible para conseguir aquello que nos propongamos.
Lo que no podemos es “pasarnos de frenada”. El entusiasmo forma parte de cualquier concepto de motivación y es necesario tenerlo (o aprender a tenerlo), para liderar un equipo.
Lo que también está claro es que un exceso de entusiasmo, o la capacidad de entusiasmar sin nada cierto, es perjudicial.
Cuando un miembro de un equipo, en un acto de fe, se cree el mensaje y no es cierto, es la causa fundamental de decepciones y con este hombre desanimado, ya tenemos a un futuro enemigo.
En reflexiones como estas, es cuando recomiendo una y otra vez, leer el libro de Edward De Bono: Seis sombreros para pensar. Es necesario organizar los pensamientos y desgranar toda la información, y poner el empeño en "vestir" cada uno de los seis sombreros de colores, ayuda mucho.
Es cuando se habla de “deconstruir”. En realidad, se trata de desmontar, desmenuzar, organizar y volver a montar. Justo en ese momento tenemos de nuevo aquello que queremos lograr al alcance de la mano, con todo lo que nos permite reflexionar sobre la “bondad” de lo que queremos hacer.
Ese es el momento de las actitudes. Y entre ellas, el entusiasmo y la capacidad de entusiasmar.
O sea, el Séptimo Sombrero.
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