Las siete fases visionarias de un proceso emprendedor, es el camino que recorres desde el puro acto de fe en tu idea, hasta alcanzar la realidad.
Son etapas que descubres cuando has llegado a la última. Nunca te saltas ningún paso, aunque te gustaría pasar de la primera a la última sin esfuerzos.
Les llamo fases visionarias del proceso emprendedor, porque son exáctamente eso. Son las que te permiten percibir el nacimiento, la marcha y los resultados del objeto a emprender.
En todo el proceso, está la necesidad de la "prueba y error" constante, afrontar la realidad del sector y del mercado, chocar contra los imponderables, "deconstruir" y volver a construír los argumentarios, redefinir la estrategia de implantación y analizar las consecuencias de cada paso, antes y despues de realizarlo.
Podríamos ponerlas en este órden
Lo imaginas. Es cuando tienes la idea y visionas qué pasará si lo haces.
Lo visualizas. Organizas tus ideas al servicio de lo que quieres hacer y descubres cómo hacerlo.
Lo deseas. Intuyes el camino, buscas complicidades en tu proyecto, que va cargado de aspiraciones relacionadas con tu idea y lo propones en positivo.
Lo supones. Pones "negro sobre blanco" la globalidad del proyecto, especulas sobre todo lo que va a ocurrir y presupuestas el negocio.
Lo crees. Pones todo tu trabajo, mente e intenciones en acercarse al presupuesto, que crees realista.
Lo sabes. Cuando analizas los primeros resultados, vuelves a andar sobre tus pasos, analizas tus puntos fuertes y débiles, tus oportunidades y tus amenazas, y reescribes la estrategia.
Aciertas. Con todo lo andado, con las primeras experiencias, conociendo tu propio negocio, aseguras cada uno de tus pasos y organizas la implantación contrastando con la realidad que ya conoces.
Seguramente podríamos discutir si este es el proceso exacto, pero la realidad es lo que nos enseña a diario y nos muestra los aciertos, nos advierte sobre los desaciertos y por mucho que intentemos saltarnos alguno de estos estados, no podemos.
Podemos correr mas, podemos ecercarnos mucho a lo que sería el último paso, pero siempre habrá unas fases visionarias que tendremos que admitir que hemos hecho, cuando alcancemos el éxito.
Lo que no podemos olvidar es que, cualquier proceso de emprendeduría, pasa por la capacidad para la autocrítica y el autoanálisis, saber deconstruir y volver a construir, reescribir nuestro proyecto tantas veces como sea necesario, no perder de vista nuestro objetivo y perseverar.
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