Septiembre 2013
Una de las maneras de liberar el “disco duro” de nuestra memoria, y que no sea un agobio depender tan solo de nuestra capacidad para recordar, es imprescindible, aprender a usar una agenda.
Una agenda nos permite:
- Gestionar nuestro tiempo.
- Registrar nuestras actividades realizadas
- Estar alerta en días relevantes (aniversarios, eventos,… )
- Gestionar las preferencias de los contactos
- Organizar nuestra tesorería
- Ganar tiempo al tiempo.
Siempre es peligroso fiarse tan solo de la memoria para organizar nuestro día a día. Una agenda nos permite que sea nuestro recordatorio y organizador del tiempo.
Se trata de concentrar en pocas palabras escritas, aquello que nos puede recordar el evento entero.
Para gestionar la agenda recomiendo realizar los siguientes pasos
- Organizar y anotar las rutinas periódicas (diarias, semanales, mensuales,…)
- Escribir en pocas palabras aquello que debemos hacer. Ampliarlo si es necesario con notas que nos permitan repescar toda la información que necesitemos.
- Desmenuzar en tareas el trabajo, y ordenarlo de modo que cumpla en el tiempo previsto.
- Ser realista al poner los tiempos de ejecución.
- Priorizar y organizar una tarea múltiple y no ir al segundo paso sin acabar el primero.
- Contemplar los imprevistos
- Ante un problema que impide avanzar, soluciónalo antes de que se convierta en un tema que arrastras en la agenda.
- Si es posible delegar, delega.
- No olvides tu agenda.
- Revisa tu lista de tareas tantas veces como sea necesario.
No te olvides de revisar de vez en cuando tus contactos, y actualizar cualquier cambio. Anota aniversarios y datos o días de relieve de cada uno de ellos, te serán de utilidad.
Y muy importante, no uses la agenda solo para tener registro de lo que has hecho, sino que te sirva para organizar tu tiempo en futuro.
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