jueves, mayo 30, 2013

¡Póngase el Séptimo Sombrero!

Sombrero 90
Junio de 2013

Una de las cuestiones que hace relevante a un profesional, es su capacidad de adaptarse a todos los escenarios con espíritu proactivo, sus ganas de aprender de todo lo que ocurre y su voluntad para no rendirse.

A pesar de todo, siempre es complicado salir ganador de todos los escenarios, porque la situación general no ayuda y nuestras ganas de salir adelante a veces no nos permiten distinguir “el grano de la paja” hasta que ya hemos pasado de largo.


Cuando la tendencia es la de caer en la procrastinación o en la abulia, la mejor vacuna es la resiliencia. Esa capacidad de salir adelante y sobreponerse.

Pero la resiliencia si no se mezcla con el sentido común, puede conducirnos a rodearnos de pensamientos-espejismo, que no nos permitirán ver la realidad profunda y por lo tanto puede conducirnos a construir una solución en unos “cimientos” erróneos. 

Es bueno buscar entre los múltiples consejos y recetas para afrontar las cosas que podemos encontrar en las redes. Pero no hay soluciones milagrosas ni negocios infalibles, ni fórmulas magistrales si no estamos preparados racionalmente para analizar, escoger, discernir y decidirnos a actuar. 

Y para ello, deberemos contemplarnos a nosotros mismos y autoanalizarnos para descubrir nuestras capacidades, y visualizar nuestros puntos fuertes, nuestras debilidades, y las amenazas y oportunidades de lo que queramos hacer.

Debemos ser conscientes de que no podemos tomar decisiones porque otros nos digan que son las buenas. Hemos de ser críticos con las propuestas y diseccionarlas para saber todas las realidades que nos muestren a primera vista y escudriñar aquellas que no se ven de entrada pero que podrían convertir nuestra decisión en un error o en un éxito.

Detrás de los mensajes lanzados directamente a nuestras emociones, que nos alteran, motivan y enloquecen, están las realidades. Aquellas cuestiones racionales que debemos escuchar y estudiar con atención y que una vez liberadas de las guarniciones que movilizarán nuestros impulsos, nos descubren el producto “limpio” y sin adjetivos. 

Ya lo dice Edward de Bono en los “Seis Sombreros para Pensar”, donde nos marca el camino para organizar nuestros pensamientos, disfrazando nuestra acción de sombreros de diferentes colores. Su técnica es efectiva. Y persigue que cuando contemplemos cualquier cosa, sepamos separar en compartimentos estancos “las cifras y los datos”, “las emociones e intuiciones”, “las pruebas de que puede salir mal”, “las pruebas de que puede salir bien”, “nuestra creatividad y las soluciones” y nuestra capacidad de contemplar todo para “poder tomar decisiones”.

Yo sugiero además el “Séptimo Sombrero”. El sombrero sin color alguno, que nos empuja a tomar las decisiones y que mezcla las actitudes positivas, la proactividad y la consciencia de que somos capaces de afrontar los retos.

De la manera que están las cosas, con un mercado que centrifuga la venta por impulso y la venta racional a ser las dos alternativas, sin términos medios, tal vez a llegado el momento de que nos bajemos del “tiovivo” y desde fuera, veamos a qué velocidad de mueve, cómo lo hace y hacia donde nos lleva.

Solo con nuestra capacidad para ver globalmente y actuar localmente, nuestra voluntad de hacer las cosas y nuestra actitud, podemos encarrilar nuestro futuro con mejores garantías.

Por lo tanto, mi mejor sugerencia es que se ponga el Séptimo Sombrero” y actúe.

2 comentarios:

Mercedes dijo...

La verdad es que la sensación de vértigo empieza a ser constante, damos vueltas sin encontrar el modo de bajar de este antipático carrusel que no lleva a ninguna parte que emborrona todo lo que nos rodea. Las soluciones parecen alejarse invariablemente y las salidas son cada vez mas estrechas. Apelaremos a nuestra capacidad de resilencia
E intentaremos salir adelante aunque sea con el sombrero calado hasta las orejas para combatir los malos tiempos..

Francesc Puertas dijo...

Gracias por tu aportación, Mercedes. Está claro: con sólo nuestra actitud podemos recorrer buena parte del camino que nos puede conducir al éxito. Sin la actitud ni tan sólo lo empezaremos a andar.