De entrada hemos de practicar el autochequeo. Ese dato que
nos permitirá conocernos como
profesionales, como personas y nuestra capacidad de administrarnos.
Esas tres cuestiones son fundamentales para descubrir
nuestras habilidades, nuestra forma de ser, nuestro encaje en el entorno y la
estrategia a seguir.
Nuestras aspiraciones las tenemos que alentar, pero hemos
de descubrir qué nos limita y hasta dónde podemos llegar en cada envite
personal.
No hay ideas imposibles, pero si las “metas volantes” que
nos permitirán realizar la “prueba y error” y averiguar en qué punto del camino
estamos y si vamos en la dirección correcta o tenemos que realizar los cambios
necesarios para alcanzar nuestro objetivo.
Nuestras habilidades
profesionales, tanto en lo general como en lo concreto, han de indicarnos
el rumbo. Y lo voy a definir mejor. Es importante descubrir si somos capaces de
generar complicidades con aquellos que nos pueden ayudar. Hemos de descubrir
nuestra capacidad para trabajar en equipo. Hemos de observar si somos capaces
de “sumar” en nuestra idea y hacerla grande.
En cuanto a lo concreto, hemos de poner a prueba nuestra
capacidad de vernos en el colectivo y descubrir si hay necesidades reales en
él. El descubrimiento de la necesidad,
nos permitirá descubrir dónde debemos enfocar nuestra capacidad creativa para cubrirla. Soy de los que creen
firmemente que “las necesidades no se
crean… o están o no están”.
Luego está nuestro autochequeo
como personas. No es posible realizar nada con eficiencia, si no nos
conocemos lo suficiente. Debemos conocer lo que somos y lo que transmitimos.
Saber si somos locuaces o no. Si nos preocupan las personas. Si decimos siempre
la verdad, si la escondemos o simplemente somos mentirosos compulsivos. Si
somos simpáticos o tóxicos. Si nos gusta compartir o somos egoístas. Si somos
tolerantes, si aceptamos las críticas. En qué medida somos racionales y hasta
qué punto nos pueden las emociones. Es muy importante autovalorarnos y saber
nuestra capacidad personal.
Y no podemos olvidar nuestra capacidad para administrarnos. Hay personas con una capacidad real de
ser creativos, simpáticos, generar complicidades o de descubrir grandes
necesidades, pero que son incapaces de administrarlo bien.
A estas alturas de la vida, y tal como está organizada,
administrar de forma correcta aquello que queremos hacer, es básico para
triunfar. Y no tan solo estoy hablando de temas financieros (que también), sino
de administrar el cronograma,
planificar los tempos, prever las
cosas en detalle, aunque dejando el margen de error en el que se pueda
reescribir nuestra estrategia.
Hemos de construir, deconstruir o mandar a la porra lo que hayamos hecho
hasta ese momento, y si nos equivocamos, ponerse de nuevo en pie y volver a
poner en marcha nuestro talento creativo para empezar de nuevo, y aprender con
los conocimientos que nos dan nuestros errores y nuestra tenacidad.
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