viernes, junio 05, 2009

El aprendizaje. "Uno no nace siendo, se hace"

Consejo 42 (Junio 2009)

Siempre he defendido que cualquier persona puede ser como decida que ha de ser. Nadie nace con habilidades, las habilidades se aprenden. Son fruto de la multitud de experiencias y situaciones que tenemos desde el mismo instante que nacemos.

Nuestros primeros años, son importantes para determinar nuestro carácter y nuestra predisposición a ser de según qué manera y, en este sentido, influyen todos y cada uno de los sucesos, actividades o rutinas que hayan sido nuestro entorno durante nuestra primera etapa de la vida.

Son conocimientos que se adquieren por simple asimilación del entorno, hasta el punto de acostumbrarnos a actuar del modo en el que va a ser los cimientos de nuestra forma de ser.

La familia, la escuela, nuestra comunidad, si nuestros padres son sociables o no, si convivimos con los abuelos, cómo es el trabajo del padre o de la madre, las costumbres familiares, cómo nos despertamos, cómo y cuándo nos aseamos,… todo influye en lo que sería la base de nuestra personalidad.

Los conocimientos que se adquieren ya de forma inducida, en la escuela y los estudios, van a ir alimentando nuestros conocimientos, y el cómo, dónde y con quién aprendemos, seguirá construyendo nuestro carácter y nuestras actitudes. Y cuando los estudios se especializan, construimos a veces “una habitación mas” en nuestro intelecto.

Una vez construido el edificio, se tiene que “decorar y amueblar”. Ahí es donde empieza a funcionar la frase: “no nos pagan por lo que sabemos, sino por lo que hacemos con lo que sabemos”.

Hay un momento en el que se ha de poner a prueba lo que se ha aprendido hasta ese momento, y descubrir nuestra forma de ser con respecto a los demás.

Es ese momento en el que la preparación de cada uno, afronta el mundo de las relaciones con otras personas, tanto en el ámbito personal como en el profesional.

Y desde luego, la actitud es el mejor vehículo para adaptar nuestros conocimientos y construir las relaciones.

Nunca se ha de dejar de aprender, siempre se ha de seguir construyendo, decorando, redecorando y cambiando de muebles y consolidar las relaciones, con los que hemos decidido compartir nuestro entorno.

Hay quien cree que hay un momento en el que sabe lo suficiente, y ahí empiezan los malos hábitos que impiden evolucionar, y se puede caer en el grave tópico de que todo lo que no coincide con nuestra opinión, es desacertado.

Explorar, aprender, ilusionarse con cada nuevo descubrimiento, y contar con los demás, hace de cada persona que lo practica, un candidato a la Excelencia.

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